El 14 de agosto de 1968 falleció el estudiante Líber Arce debido a los disparos recibidos dos días antes por parte de un policía durante una movilización gremial. La represión policial se registró durante la vigencia de las Medidas Prontas de Seguridad aplicadas por decreto por el presidente Jorge Pacheco Areco desde junio hasta el final de su gobierno en 1972 casi en forma ininterrumpida. Fue el primer estudiante víctima de la violencia estatal. En este contexto de autoritarismo represivo, que se extendería en los años siguientes antes y luego del golpe de Estado de 1973, se fueron sucediendo los asesinatos de los/as estudiantes Hugo de los Santos, Susana Pintos, Heber Nieto, Julio Spósito, Ibero Gutiérrez, Joaquín Klüver, Ramón Peré, Nibia Sabalsagaray, Santiago Rodríguez Muela y Walter Medina estos últimos estudiantes de secundaria.
El movimiento estudiantil uruguayo ha asumido esta fecha como el Día de los Mártires Estudiantiles y la conmemora cada año como una jornada de Memoria, lucha y compromiso. Nos convocan a recordar y honrar a las y los estudiantes que dieron su vida en defensa de la libertad, la democracia, la justicia social y la educación como derecho humano fundamental, principios cuya vigencia se mantienen en el presente.
En nuestros liceos, en las aulas y en las calles, las juventudes son protagonistas de las transformaciones sociales. La historia de este día nos invita a pensar en la fuerza de la organización estudiantil, en su capacidad de movilizar conciencias y en el valor de alzar la voz ante la injusticia.
Cuando en nuestras instituciones educativas los estudiantes pueden ejercer su derecho de organizarse y participar con sus propuestas y acciones sin temor a represalias por parte del Estado estaremos más cerca de construir comunidades más democráticas y más comprometidas en procurar una sociedad más justa.
Es por eso que invitamos a que en cada centro educativo se generen y habiliten espacios de reflexión y memoria impulsados por el estudiantado y el resto de la comunidad educativa. Estas instancias no solo recuerdan a quienes fueron víctimas de la represión, sino que también fortalecen el compromiso con los valores democráticos, la participación ciudadana y el respeto a los Derechos Humanos. Para que el Terrorismo de Estado nunca más sea parte de nuestro presente ni de nuestro futuro.