La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) realiza un homenaje a las maestras pioneras de la educación. En el Día Internacional de las Mujeres reconoce también a todas las profesionales que lideran la enseñanza.
"Sobre finales del siglo XIX Uruguay ofrecía un escenario pobre de posibilidades laborales para las mujeres. Quienes necesitaban trabajar eran viudas, solteras o esposas de trabajadores que realizaban tareas escasamente remuneradas y vinculadas en general al ámbito doméstico o a talleres, sin ninguna regulación de derechos hasta bien entrado el siglo XX. La reforma vareliana trajo una gran oportunidad de independencia económica y laboral para las mujeres de Montevideo, pero sobre todo para las del interior. Adolescentes de 13 y 15 años eran becadas para poder recibir formación docente en la capital del país.
La mayoría de las historias de maestras varelianas fueron historias de dificultades, pero que dejaron profundas huellas visibles en la educación. Fueron vidas que no se dejaron vencer por los obstáculos, sino por el contrario transformaron los problemas en desafíos. Enriqueta Compte y Riqué tenía una severa miopía, sin embargo fue una gran lectora y escritora.
María Stagnero de Munar nació en una familia humilde, su padre murió cuando ella tenía sólo 5 años. Ella y su hermana mayor Julia debieron cuidar a sus tres hermanos para que su madre pudiese trabajar. Julia logró terminar la escuela, María sin embargo logró acceder al sistema educativo apenas a los 12 años, donde fue tildada de “burra” por su primer maestro porque no lograba equipararse a sus compañeros. Fortuitamente hubo un maestro que entendió que lo que necesitaba era aprender a escribir, y se dedicó durante un tiempo a enseñarle. A partir de ese momento María no tenía límites en su ascenso educativo.
María fue quien sustituyó a Varela en la cátedra de la Sociedad Amigos de la Educación Popular. Enriqueta Compte y Riqué fue becada para estudiar en Europa, y cuando regresó a Uruguay fundó el primer jardín de infantes. Luisa Luisi abogó por el tiempo de ocio en la escuela. Paulina Luisi, maestra y doctora, introduce la necesidad de la educación sexual en las escuelas. Y todas las otras maestras anónimas, pioneras, que se pusieron al hombro la reforma vareliana.
Leonor Horticou fue designada en 1903 directora de la Escuela de Aplicación de Señoritas, cargo que ocupó hasta 1911. En ese año asumió la Dirección del Instituto Normal de Señoritas, ocupando el lugar que dejaba María Stagnero de Munar.
Maria Orticochea obtuvo por concurso en 1939 la dirección de los Institutos Normales, en donde brindaba también dos Cátedras de Pedagogía. Dentro de sus aportes podemos destacar la idea de la creación del anillo (abeja) que hoy en día se le otorga a maestras y maestros. 'El hexágono que es armonía, equilibrio, medida, discreción, distinción y prudencia, una abeja, el ser laborioso por excelencia que da miel y cera, regalo de la vida y sustancia de las ofrendas: cuerpo y espíritu'.
Estas historias, casi apagadas del relato oficial, nos develan mujeres que salían de lo común o de lo esperado, mujeres que se impusieron, que lucharon por lo que creían, que se resistieron, que propusieron nuevas ideas o líneas pedagógicas.
En esa fuerza y convicción se inspiró un sistema educativo que, hoy en día, crece y se desarrolla de la mano de muchas mujeres líderes: inspectoras, directoras, maestras y docentes.
Estas mujeres entregan la posta a quienes vienen apostando por la educación por encima de todo. A las pioneras de ayer y de hoy: celebremos este mes con orgullo."
Colaboración de la Dra. Laura Osta