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En 2006 comencé a estudiar la obra de Mario Delgado Aparaín. A medida que leía sus obras fui sintiéndome cautivada por los personajes y las peripecias que a estos les tocaba en suerte.
Los mundos presentados por el escritor hasta ese momento diagramaban ambientes en los cuales los personajes se erigían rescatados del olvido entre San José de las Cañas y Mosquitos.
La balada de Johnny Sosa (1987), al narrar las heridas y marcas de la dictadura desde la perspectiva de un personaje que pasará de la penumbra y mirada acotada del mundo a la conquista de la libertad, inaugura el camino de elaboración de la memoria colectiva en una distancia casi nula entre los hechos históricos y el ingreso de estos en el discurso ficcional.
Prof. Margarita Muñiz.